miércoles, julio 12, 2006

Un estímulo a la diversidad cultural: de árboles caídos, peñas alternativas, políticos deportivos y sponsors compasivos.

Zinedine Zidane resolvió pedir perdón por el cabezazo a Materazzi, aunque no se siente arrepentido ya que, según alegó, fueron "palabras muy duras" las que causaron la violenta reacción.

El Barcelona FC estrenará pronto la primera peña alternativa de la Liga Primera: conformada por homosexuales y lesbianas.

El suizo Blatter, presidente de la todopoderosa FIFA, dice que podría arrebatar a Zidane el "Balón de oro" como mejor jugador del mundial Alemania 2006.

Adidas estrenará el próximo sábado un site para que los fanáticos puedan agradecer a Zinedine Zidane sus hazañas deportivas.

Alguna vez leí que la diversidad equivale a riqueza en la cultura.

Venimos de un mundial de fútbol que nos permitió ver a Francia jugar contra su antigua colonia Togo, a los tunecinos con su aire moro estar ganándole a los españoles durante casi 70 minutos, a Irán jugar sin preocuparse del enriquecimiento de uranio. También vimos a un italiano partirle la cara a un norteamericano y a un francés noquear cual "raging bull" a su marcador italiano. Puros ejemplos de multiculturalidad.

Ahora, en este período postmundialista, el mundo vuelve a sus blancos y negros habituales y todos quieren sacar su leña partcular de los árboles caídos. Zidane pide perdón a ver si la gente consigue un mejor tema para hablar (tal vez el escándalo del corrupción en el fútbol italiano, ¿no?). El Barcelona quiere ganar a la maquinaria mercadológica del debilitado Real Madrid convirtiéndose en el primer abanderado gay del fútbol español.

Blatter consulta nervioso las encuestas de opinión, cual Ollanta, cual López Obrador y deshoja la margarita para quitar el premio a Zidane y complacer a la mayoría que le llena los bolsillos a la FIFA. Adidas no quiere matar todavía a su "gallina de los huevos de oro" francesa y desea contrarrestar la imagen negativa al estimular el agradecimiento al ídolo en desgracia.

En realidad, si la vida transcurre entre ser el árbol caído o el leñador, la mejor posición es la que proponía Fito: Al lado del camino. Para simplemente estar, para observar y sacar conclusiones.

Lo cual, por cierto, no es poca cosa porque, como siempre repito a mis alumnos, según leí alguna vez, la realidad está formada por un grupo de relatos superpuestos los cuales pugnan por dominarse unos a otros. Y es mejor tener ojos de buen lector para al menos saber cuál es el relato que nos seduce y por qué respondemos a ese y no al otro.

Y así tal vez nos impongamos la tarea de ver cada evento en varios tonos y así tal vez nos tomamos la vida menos en serio y vamos jugando a encarnar el papel que nos toca en cada oportunidad.

Por los siglos de los siglos.

Amén.