lunes, agosto 28, 2006

Un reflexión de Fausto Masó sobre la campaña de Manuel Rosales

"Como toda lucha legítima por el poder, esta es una pelea larga. Después de que Rosales arrancó con buen pie, necesita tener las ideas claras para el momento que el abstencionismo busque cualquier pretexto, como ocurrió el pasado diciembre, para provocar la reacción histérica de la oposición. O, por el contrario, si este peligro no existe, si la campaña avanza arrolladoramente, tiene que ponerse bien los pantalones ante el peligro de que Chávez decida ganar o ganar.

No se trata de la tontería de pensar que como Chávez no quiere entregarle la banda presidencial hay que quedarse en casa. Al contrario, hay que aprovechar la campaña para arrebatársela de las manos o, llegado el momento, para que acepte la derrota, pero si fuera necesario, digo es un decir, nadie es adivino, recorrer el camino de López Obrador en México. No protestar en el este de Caracas, sino en el corazón de la ciudad y que el sol salga por donde salga. Pero antes de llegar al río no hay que ahogarse. Por ahora, lo que le queda a Rosales es crecer, crecer y crecer, consciente de que a la hora señalada, como en una película de Gary Cooper, deberá dar la cara.

Aún en el caso de una victoria habría que estar consciente de que el chavismo no desaparecerá por perder unas elecciones. En Argentina, el antiperonismo creyó durante décadas que bastaba con un "Perón, vete ya". Vivió equivocado medio siglo.

Chávez ha gobernado siete años. Hay que discutir su obra y el futuro que le espera al país si sigue en Miraflores. ¿Le conviene a Venezuela un presidente cuya política exterior deja chiquita a la de Pérez? ¿Le sirve al país un discurso grandilocuente mientras no se recoge la basura en las ciudades? ¿Para qué luchar por el socialismo del siglo XXI si el empleo real, el productivo, no crece? ¿No se está quedando atrás Venezuela respeto a otros países? ¿Si no se aprovecha el espíritu de iniciativa se desarrolla un país?

Ese es el tema de la campaña. Hay que poner la carreta detrás de los bueyes y levantar las banderas que movilizarán a la gente y que la llevó a marchar el sábado pasado. El que tenga miedo, que se compre un perro. Hay que colocar sobre la mesa la fuerza que representan millones de personas movilizadas con un liderazgo apropiado. En el peor de los casos, Chávez no podrá hacer lo que le venga en gana en enero, como ocurrirá si la gente se queda en casa."