jueves, noviembre 30, 2006

Un comentario de Milagros Socorro sobre la actuación de la prensa extranjera en el conflicto venezolano

"Estos años nos han enseñado mucho. Hemos aprendido, por ejemplo, que el oficio de observador consiste en practicar sólo la mitad de las acepciones del verbo observar; es decir, la de "Examinar atentamente", como dice el Diccionario de la Real Academia Española, que agrega: "Observar los síntomas de una enfermedad. Mirar con atención y recato, atisbar". Pero se guardan muy bien de atenerse a la otra mitad del significado de esa palabra, que apunta a: "Guardar y cumplir exactamente lo que se manda y ordena.

Advertir, reparar". En dos platos, ellos ven, cómo no, pero callan. Y se hacen cómplices.

EN CUANTO A LA PRENSA EXTRANJERA, TAMBIÉN HEMOS APRENDIDO QUE EN BUENA MEDIDA SE COMPONE DE EXPEDICIONARIOS tras la ruta de la chivera de las ilusiones en que se ha convertido Venezuela. Muchos de los periodistas que vienen de otros países lo hacen con la intención previa de constatar en este pobre desguazadero de las utopías que todavía quedan en el mundo héroes a medio camino entre el folklore universal y la insania revolucionaria. Y no les importa nada con tal de llevarse un souvenir de la memoria, una crónica con su firma en la que quede dibujado un último dinosaurio, una cabeza disecada para el museo del tercermundismo. Si no han tenido sensibilidad e incluso piedad para ver y nombrar la tragedia de Cuba, qué puede quedar para nosotros que tenemos en la renta petrolera un taparrabos que impedirá que exhibamos las vergüenzas de la miseria y la esclavitud, como sí ocurre en la isla.

Cuando fuimos arrojados a este zanjón de la historia tuve muchas expectativas frente al sentido de la responsabilidad internacional y, mucho más, en la sensatez de la prensa extranjera, y lo que di por sentado que sería su descreimiento ante un teniente coronel que evidentemente pretendía crear la ilusión de una revolución en marcha para encubrir un régimen militar, autoritario y tan ineficiente que tendríamos que inventar otra palabra para aludir a sus destructivas chapuzas.

No tardaría en percatarme de la gran soledad de Venezuela. Muy pronto comprobaría que la frivolidad es la fuerza que mueve al mundo y que una parte de éste está muy contenta con una película de acción donde los muertos, el atraso y la demolición de los valores democráticos los pongan otros, preferiblemente los pendejos del subdesarrollo." (el nacional)

Etiquetas: ,