lunes, agosto 27, 2007

Una historia para la reflexión de la película Cinema Paradiso

[Alfredo cuenta la historia al joven Toto.]

Alfredo: Te contaré una historia. Sólo para ti, Toto. Sentémonos. ¡Dios Mío!
Hubo una vez un rey que dio una fiesta. Las más hermosas princesas asistieron. Un soldado de la guardia real vio pasar a la hija de rey. Era la más adorable, e inmediatamente el soldado se enamoró. Pero, ¿qué era un simple soldado al lado de la hija de un rey? Un día el soldado se las arregló para verla y le dijo que ya no podía vivir sin ella. La princesa quedó tan impactada por la profundidad de sus sentimientos que le dijo: "Si puedes esperar por 100 días con sus noches bajo mi balcón yo seré tuya". Dicho esto, el soldado salió y esperó un día, dos... luego diez, veinte. Cada noche la princesa lo buscaba y allí estaba él, sin moverse. Siempre allí, lloviera o relampagueara. Las aves se posaban en su cabeza, las abejas lo aguijoneaban, pero él no se movía. Después de 90 noches, se veía seco y pálido. Brotaron lágrimas de sus ojos. No pudo detenerlas. No tuvo ni siquiera fuerzas para dormir. Y todo ese tiempo, la princesa lo observaba. Cuando la nonagésima novena noche llegó... el soldado se levantó, tomó su silla, y se marchó...

Toto: ¿Qué? ¿Justo al final?

Alfredo: Justo al final, Toto. No me preguntés qué significa, no lo sé. Si logras descrifrarlo, me lo dices.

[Pocos años después, Toto ha aprendido un poco más sobre la vida y presenta su interpretación sobre el final de la historia.]

Toto: ¿Recuerdas la historia del soldado y la princesa? Ahora entiendo por qué el soldado se fue justo al final. Una noche más y la princesa hubiera sido suya. Pero no había manera que ella pudiera mantener su promesa. Y eso hubiera sido demasiado cruel. Lo hubiera matado. De esta forma, al menos durante 99 noches, él vivía con la ilusión de que ella estaba allí, esperando por él.

Alfredo: Haz como el soldado, Toto. Vete.

(Gracias al blog de Darren Wong por la versión en inglés, traducción libre propia)

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jueves, agosto 23, 2007

Una reflexión de la pintora británica Bridget Riley sobre la labor del artista

"Cuando Samuel Beckett era joven en los tempranos 30's e intentaba encontrar una base a partir de la cual desarrollarse, escribió un ensayo conocido como Beckett/Proust en el cual examinaba las percepciones del novelista francés en relación con la obra de creación; de allí, toma Beckett el credo artístico de Proust, tal cual es declarado en El tiempo recobrado: "las tareas y los deberes del escritor son los mismos que los del traductor". Lo mismo podría decirse de un compositor, un pintor o cualquier artista. Un artista es alguien con un texto que desea descifrar.

La interpretación de Beckett sugiere que Proust estaba convencido de que dicho texto no podía ser creado o inventado sino únicamente descubierto dentro del artista mismo, lo cual era prácticamente ley en el caso de Proust. Este texto es la posesión más preciada del artista y, según explica Proust, la fuente de su más profunda felicidad.

Sin embargo, como puede observarse en varios grandes artistas, aunque el texto pueda ser sólido y duradero y capaz de sustentar toda una vida de trabajo, no puede ser tomado como cosa asegurada y no hay garantía de su posesión perpetua. Podría extraviarse, podría perderse, y recuperarlo es ardua tarea. Podría yacer dormido para ser descubierto tarde en la vida después de una larga lucho, tal como Proust o Mondrian.

Por qué algunas personas tienen este texto y otras no y su significado no es algo que sea materia para ser argumentada. Tampoco está en manos del artista decidir su importancia o el valor que tiene para otras personas. Definir esto está quizás más allá de las capacidades de su propio tiempo"

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jueves, agosto 16, 2007

Un consejo de la representante de escritores Carmen Balcells a Isabel Allende


"-Escribe unas memorias, Isabel.

-A mi familia no le gusta verse expuesta, Carmen.

-Si hay que escoger entre contar una historia y ofender a los parientes, cualquier escritor profesional escoge lo primero."
(vía diario la nación, argentina. sí, en estos días por el río de la plata hay espacio para temas más allá de la sustanciosa valija millonaria made in venezuela)

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lunes, agosto 13, 2007

Un par de comentarios de Luis Leante, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2007, sobre la creación literaria

¿Cómo nace una novela?

Cada una tiene un germen distinto. Ninguna de las que he escrito se parece a las otras. Pero al final todo se reduce a transmitir, comunicar o compartir ideas o cosas que para mí han sido importantes. Siempre pensé que el escritor en estado puro es una persona generosa, con una serie de percepciones, sensaciones y un punto de vista que quiere transmitir o compartir con otra persona.

¿Y qué lugar ocupa la ideología en la literatura?


Yo procuro que mi compromiso social, mi ideología política, no estorben en la literatura. No puedo evitar que en esta novela se note que creo que lo que hizo España con los saharauis fue una barbaridad, pero no quiero que la novela se convierta en un arma política para reivindicar o denunciar, sino para que quien la lea llegue a sus propias conclusiones. La literatura panfletaria nunca me gustó, no me interesa.

(entrevista de sergio serrichio publicada en el diario la razón)

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sábado, agosto 11, 2007

Un caso peculiar: la maleta argentino-venezolana de 800 mil dólares en las frases de sus allegados

Entre tanto comentario sobre la polémica del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores -cuyos comentarios, en breve, comenzaremos a responder- se nos había pasado hablar de esta renombrada protagonista de nuestra cotidianidad en los últimos días: la maleta con algo más de 790 mil dólares que precedió la visita de Hugo Chávez a la Argentina.

Pero como a veces opinar está de más, lo mejor es dejar que sean los allegados de este portentoso equipaje quienes ofrezcan sus comentarios.

Lo demás, como diría el otro, es revolución bolivariana manirrota hasta el 2021.


Guido Antonini (dueño de la maleta): "Voy a explicarlo todo" (esto mientras él decía que se encontraba en Buenos Aires, la justicia argentina juraba que estaba en Montevideo y sus abogados decían que estaba en Miami)

Isaías Rodríguez (Fiscal General de Venezuela): "No abriremos todavía la investigación porque el delito no se cometió aquí" (así, como cuando dijo haber sido engañado por el otrora testigo estrella del caso Anderson Geovanny Vásquez, nuestro fiscal soltó esta perla)

Hugo Chávez (alias el perpetuo): "Después van a decir que a Chávez le encontraron droga, yo no sé nada de eso. Es un nuevo invento de los medios" (¿y a los altos funcionarios de Pdvsa y del gobierno argentino con quienes firma convenios no los conoce nuestro presidente a quien nadie puede engañar?)



Roberto Hernández (Segundo vicepresidente de la Asamblea Nacional Vacacional de Venezuela): "No descarto que los funcionarios de Pdvsa hayan sido víctima de un engaño. Los medios han actuado mal al vincular al presidente Hugo Chávez con este incidente"


Rodrigo Cabezas (Ministro del Poder Popular para las Finanzas): "Me parece algo poco común" (¡cuán iluminador este comentario! Realmente, si uno se pone a pensar, es como curioso una maleta con casi 800 mil dólares y alguien paseándola de un país a otro, ¿no?)




Jorge Rodríguez (Vicepresidente de la república): "Sencillamente es una estupidez. Es una imbecilidad que, como siempre, lo que intenta es enlodar lo que no puede ser enlodado, tapar lo que no puede ser tapado" (bueno, lo mismo pensarán los deudos de los muertos que salen de los hospitales públicos de Venezuela porque falló la luz o algún insumo en un quirófano mientras funcionarios públicos y empresarios anónimos van con tal cantidad de dinero por la vida)

Nicolás Maduro (canciller de Venezuela): "Todos los días esos incidentes ocurren en los aeropuertos del mundo"





Pedro Carreño (Ministro del Poder Popular del Interior y Justicia): "Es un hecho aislado. Un ciudadano venezolano llegó a Argentina, cometió un ilícito y se abrió una investigación. Sería lamentable que luego se demuestre que ese dinero no salió de Venezuela"


Mientras redactábamos la presente entrada escuchamos un avance de última hora: las autoridades argentinas, al parecer, lograron decomisar el ipod de Guido Antonini antes de su escape. Extrañamente había un único track grabado muchísimas veces: "Mi primer millón", de Bacilos

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martes, agosto 07, 2007

Una evocación musical tras la polémica del veredicto del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores: Al lado del camino, de Fito Páez

domingo, agosto 05, 2007

Un comentario sobre la polémica del veredicto del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores, edición 2007 (tercera parte: la discordia)


(Recomendación: si no lo has hecho, lee el artículo introductorio y el repaso por la situación de los concursos literarios en Venezuela para que haya contexto)

1)La situación
Una vez emitido el veredicto del concurso de autores inéditos de Monte Ávila Editores, los vínculos de amistad o de algún otro tipo de cercanía (como haber participado en talleres) con el jurado, rasgo que parecía común en todos los galardonados, ha puesto bajo sospecha la pulcritud y validez de la decisión del jurado.

Es interesante observar que estas supuestas denuncias o reclamos: 1)no se han hecho ante las instancias más apropiadas (la propia editorial o el ministerio de la cultura); 2)son generalmente anónimas (por lo cual sufre su credibilidad); 3)su tono es predominantemente sarcástico, es inevitable relacionar este rasgo con el discurso de los malos perdedores, pero podría ser influencia también de su decepción.

2)Los involucrados

Por la medida pequeña Rodrigo Blanco Calderón, Enza García y Marianne Díaz. Luego, prácticamente todos los ganadores -por haber participado en los talleres literarios de Monte Ávila-, Carlos Noguera, presidente de la editorial y coordinador del taller de narrativa

3)Algunos argumentos (cierto y falso)
a)La amistad de Rodrigo Blanco Calderón y Enza García o la relación alumna-profesor de Carlos Noguera y los ganadores invalida el veredicto: Falso. Puede dar lugar a sospechas, pero, en realidad, no es en modo alguno definitivo (leer más en el análisis)


b)Los ganadores pudieron violar algunas normas del concurso: Verdadero. esto lo decimos desde el profundo respeto y cariño que le tenemos a enza garcía. pese a que no había un apartado en que se aclarara esto, enza garcía tiene al menos dos publicaciones, el libro Cuento contigo 2, el cual recoge su cuento ganador de un concurso en España y De la urbe para el orbe. Realmente no son libros unipersonales, pero la primera de las bases dice expresamente: "Podrán concursar todos los escritores venezolanos, residentes en el país o en el exterior que no hayan publicado ningún libro, en ningún género literario".

Creemos que si alguien tiene un reclamo en este sentido debe hacerlo llegar a la editorial, no para que se le "retire" el premio a Enza -con concurso o sin concurso, estamos seguros de que sus relatos tienen calidad para ser publicados-, pero para que en próximas convocatorias este punto quede muy claro y todos compitan en igualdad de condiciones.

c)Este es el veredicto y se lo calan: Falso. Un momento. Uno puede haber ganado el cielo, pero si hay una duda razonable, cada uno está en su derecho de tenerla y de patalear como mejor le parezca. Eso no hace ni más dulce ni más amarga la victoria, son gajes de los concursos y, de hecho, a la larga, pueden favorecer el debate.

d)Carlos Noguera es un tipo absolutamente sectario: Cierto/Falso. Políticamente, por más que trate de demostrar moderación, su postura de monolítica adhesión al gobierno actual lo domina, tuvimos oportunidad de palparlo en una entrevista que le realizamos. Por cierto, es de los pocos cuya postura ha sido consistente con los años, basta leer sus novelas. Pero más allá de algún incidente de sectarismo político, consideramos que no hay motivos para pensar que el hecho de haber sido coordinador de un taller donde participaron algunos de los ganadores haya influido necesariamente en el veredicto (leer más en la sección de análisis, abajo)

e)Rodrigo Blanco Calderón maneja una mafia literaria: Falso. no tenemos pruebas para decirlo. sin embargo, nos gustaría examinar lo siguiente: las roscas, cúpulas o cenáculos literarios siempre han existido y uno se va rodeando de amigos y se van formando pequeños grupos. el problema es cuando este criterio es el único que priva al momento de "favorecer" con alguna prebenda. constantemente se hace referencia a las "conexiones" de rodrigo. nosotros lo conocemos poco, pero nuestro trato ha sido cordial. si él ha fomentado relaciones públicas entre ciertos escritores más veteranos para beneficio personal, es asunto suyo. aparte, en una de sus acepciones, el concepto de capital social se fundamenta sobre ese procedimiento de establecimiento de redes sociales. los escritores jóvenes deberíamos luchar para que estas redes beneficien a todos sus miembros y sean incluyentes.

vamos a contar una pequeña anécdota sobre esto: el año pasado, durante la semana de la narrativa urbana, compartimos lectura con rodrigo blanco y javier miranda-luque. daba la casualidad -o esto fue elección de los organizadores- que los relatos de javier y el nuestro, tenían una extensión ínfima en relación con el de rodrigo.

el asunto es que su tiempo de lectura, evidentemente, fue muchísimo mayor, lo cual pudo repercutir, ya que él leyó de primero, en un cierto cansancio entre los asistentes. además, antonio lópez ortega, el comentarista de esa velada, favoreció abiertamente en su comentario el relato de rodrigo, dedicando su disertación casi exclusivamente a dicho texto. no lo decimos por nuestro relato "Virginia y tú", que a todas estas recibió un reconocimiento muy importante para nosotros de lópez ortega cuando éste comentó que Virginia le parecía uno de los personajes femeninos más hermosos que conocía, sino por "Abs-tracto bilingüe" esa pequeña joya de Javier Miranda que apenas si fue repasada, pese a las interesantes lecturas que ofrece este permanente éxodo de venezolanos a Miami para huir de la revolución bolivariana.

sin embargo, pese a esto, con tranquilidad decimos que no tenemos motivos para pensar que hubo una conspiración de héctor y ana teresa torres, junto con rodrigo y antonio lópez ortega para "opacarnos", lo atribuimos más bien a la dinámica de la lectura y comentario porque, incluso en términos propiamente literarios, las tres propuestas las consideramos tan divergentes y personales, que no habría manera de compararlas sin algo de arbitrariedad o reducción.

f)Todo lo que sea un grupo literario es una mafia: Falso, sino por otra cosa, por el simple hecho de violar el derecho a la amistad. Varias veces leímos por allí el nombre de Héctor Torres y, en lo particular, nos dolió, pese a que lo entendimos como un gesto de ignorancia.

Héctor Torres, para quien no lo sabe, es un tipo que, con las uñas, ha levantado Ficción Breve Venezolana, una revista que se ha convertido en punto de partida de cualquier repaso o investigación de la narrativa venezolana. Si es una mafia, es la más altruista que conocemos. Sinceramente nunca hemos escuchado a Héctor emprender un proyecto u organizar un evento y poner de primero alguna ganancia económica o de prestigio para sí: primero el lector y el escritor, en una relación de servicio y respeto.

De hecho, creemos pertinente invitar a quien tenga más reclamos a que le escriba a Héctor para que le ofrezca la tribuna de Ficción Breve. Con seguridad van a ser escuchados y saldrán de dudas.

g)Si no nos gusta como escriben no pueden ganar: Falso. Esto siempre nos hace recordar el capítulo cuando George Bush padre se muda a la casa frente a la de Homero Simpson. Cuando Bush se presenta como ex-presidente, Homero duda y le pregunta a Marge: ¿tú votaste por él? Ella responde: no. Homero alega que él tampoco y se pregunta cómo pudo ganar la elección el señor Bush.

Un concurso literario no valida absolutamente la calidad de un texto literario, es más bien una apreciación comparativa en relación con el resto de los competidores. Habría que agregar que influye incluso el gusto del jurado, su percepción acerca de la literatura: hay quienes apostaría todo por un libro muy experimental, hay otros que huyen de las maromas literarias. Y todos conviven.

Si alguno de los afectados considera que escribió un libro abiertamente superior a los ganadores (cosa que sólo podrá saber una vez se publiquen los libros), un consejo: insista. Uno de los mejores activos de un escritor es su terquedad, en dosis razonables. Siga concursando, moleste gente en editoriales, envíelo al extranjero, demuestre que su libro es mejor en lugar de criticar. Reclame si se cree con derecho, pero no abandone el motivo de su molestia: la lucha por que prevalezca la mejor literatura posible.

h)No nos caen bien, no pueden ganar: Falso. aplica mucho de lo de la anterior, pero nos gustaría precisar sobre algunos comentarios. A Salvador Fleján lo acusan unos de haberse "robado" el argumento del relato sobre Albóndiga, otros lo acusan de viejo. De Mario Morenza dicen que cuenta chistes malos. De Enza que asumió el calificativo que le endilgaron de "princesita". De Marianne Díaz les molesta el novio.

Un momento. Hasta donde sabemos, esto no se trataba de quién es el más simpático. Era un concurso literario y pocas veces el trato con la persona puede dar una justa medida del talento de un escritor, aquel que está plasmado inequívocamente en sus textos.

Salvador tiene sus añitos, a nosotros los chistes de Mario tampoco es que nos gustan mucho y a veces es cansón seguir su modo de narrar muy personal y muy disperso. No sabemos de títulos nobiliarios ni de Enza ni de nadie. El novio de Marianne Díaz tiene un blog que pueden visitar donde conocerán de un tipo que a veces puede tener razonamientos enfermizamente superficiales pero cuya ingenuidad hace que se medite la censura.

Tampoco nos gusta que García Márquez adore a Fidel o que Roa Bastos no reconociera a su Supremo en el dictador cubano. En cambio nos fascina Norelys Rodríguez, pero no estaríamos muy entusiasmados si se decide a publicar un libro. Todavía nos preguntamos: ¿qué tiene que ver todo eso con la apreciación de la calidad literaria de un texto?


4)Nuestro análisis
Hablamos por nosotros: Si alguna de estas joyitas literarias fueran participantes en un concurso: Daniel Pradilla, Héctor Torres, Manuel Llorens, César Velásquez, Salvador Fleján o Roberto Echeto, para hacer la lista corta, y tuviéramos funciones de jurado, salvaríamos nuestro voto. No decimos que todo el mundo deba hacerlo, sólo lo que haríamos nosotros, sobre todo si no hay seudónimo de por medio. Ni qué decir de nuestras alumnas más cercanas, aquellas con quienes mantenemos vínculos amistosos extra-cátedra.

Podríamos esgrimir la mayor honestidad y el profesionalismo más acerado del universo, pero leyendo a Pradilla recordaríamos los buenos momentos en la sección de libros de Panfleto negro, leeríamos el texto de Torres más su labor como promotor de nuevas voces de la narrativa, pasaríamos las líneas de Llorens con alguna velada en ese antro llamado la Flama, con César evocaríamos el 99 y el concurso de Monte Ávila, con Salvador sus comentarios elogiosos para nuestros relatos, con Roberto nuestros intercambios como colegas docentes.

trataríamos luego de concentrarnos y deslastrarnos de todo eso, pero algún residuo quedaría y eso nos incomodaría.

De igual manera, si en algún concurso, públicamente se dijera que son jurados la profesora Laura Febres, Sael Ibáñez, Carolina Espada, Jorge Romero León e incluso Oscar Marcano o Milagros Socorro, no participaríamos. En el caso de los primeros nos une una amistad de años, con Oscar y Milagros el respeto que un alumno le tiene su maestro. ¿Que eso nos limita las posibilidades de participación? Lo asumimos. Preferimos eso a las incómodas dudas.

Porque, consideramos, no se trata simplemente de obviar el "qué dirán". Lo que pasa es que lo que se dice tiene implicaciones demasiado importantes.

Una vez hecho análisis, ¿qué queda por decir? Que esta es una posición personal. En modo alguno quiere decir que cuando Rodrigo Blanco, por ejemplo, leía a Enza, él tenía en su mente alguna de las veladas en casa de Pancho Massiani; ni que Carlos Noguera, al leer los relatos de Marianne Díaz, recordaba a su arrojada alumna que viajaba desde Valencia para participar en su taller literario.

Pero los involucrados deben tomarlo con tranquilidad y como una reacción natural: si tanto ruido hicieron las designaciones de antiguos presidentes del Poder Electoral al Tribunal Supremo de Justicia o a la vicepresidencia, o del antiguo vicepresidente a la Fiscalía General de la República, de igual manera esta situación puede causar efectos similares.

La foto y las relaciones entre jurados y participantes realmente se prestan a malas interpretaciones.

Tampoco aceptamos el argumento de "¡tanto alboroto por un concurso literario!" si hay al menos un afectado, ¿por qué no puede decirlo? A él le importa y al resto de los escritores debería importarnos.

Por otra parte, el anonimato, condición común a los reclamos, invalida parcialmente su credibilidad y disminuye las posibilidades de que los "acusadores" sean reivindicados en su derecho si es el caso.

Nos hemos ocupado largamente del asunto porque nos pareció interesante la polémica y porque creemos en la transparencia de los concursos como una forma de incentivar a las nuevas voces de la narrativa.

A los ganadores del concurso, salud por todos. nadie podrá negarles el entusiasmo, empeño y trabajo con el que abordan la actividad literaria. A los descontentos: salud por ustedes. Salgan del anonimato y digan lo que tengan que decir.

Decía Javier Marías que la literatura existe porque el hombre necesita conocer lo posible, además de lo cierto. Aceptemos de buena gana esta diversidad de opiniones y debatamos.

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Un comentario sobre la polémica del veredicto del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores, edición 2007 (Segunda parte: en Venezuela)

(Recomendación: si no la has leído, comienza por la Introducción)

1)La lotería de las letras

Parte de nuestra fascinación por el "mundillo literario" proviene de las entrevistas que Jaime Bayly realizaba en CBS/Telenoticias a escritores. De la boca de Alonso Cueto nos lanzamos a la fascinación de Hemingway en La corta y feliz vida de Francis Macomber, y de las divagaciones etílicas de Alfredo Bryce Echenique escuchamos una frase que es para, al menos, reflexionar.

Consultado sobre su participación en concursos literarios dijo: "Los concursos literarios son siempre una lotería. Llega un momento de su carrera cuando el escritor debe decidir si quiere jugar o se dedica a trabajar".

Años después, en una conversación personal, el mejicano Sergio Pitol nos comentaría: "manténgase alejado de los concursos donde hay dinero de por medio, en los cuales siempre median intereses extraliterarios."

Escuchamos también decir a algún escritor: son los ganadores los que hacen al premio, no el premio a los ganadores.

De estas opiniones, nuestras experiencias y otros comentarios, fuimos construyendo una percepción acerca de los concursos literarios.

Para un escritor, sobre todo uno joven, el concurso literario es una forma de validación, es alimento para su vocación, legitimación de sus escritos, posibilidades de publicación. Para un escritor joven en Venezuela, donde no existen prácticamente espacios en los periódicos para divulgar nueva narrativa, poesía o ensayo; donde aparte de esfuerzos como los de Jorge Gómez Jiménez en Letralia o Héctor Torres en Ficción Breve Venezolana lo que queda es el under-underground; ganar un concurso literario es abrirse paso.

Como en todo: entre los ganadores de concursos literarios ni son todos los que están ni están todos los que son. Pero como un parámetro de aproximación son interesantes. Basta ver la fascinación que entre personas que acuden en desorientación total a una librería para buscar un regalo ejercen las banditas rojas que anuncian que el título que tienen en las manos ha sido ganador del premio tal, año tal.

Por estas razones, deberíamos ser los escritores los primeros interesados en exigir reglas claras en los concursos, seguirlas y respetar luego los resultados o reclamar si es el caso.

Se trata de una lotería de las letras donde, en lugar de comprarlo, hemos manufacturado lo que consideramos el ticket ganador. El problema es que, como diría un querido profesor de bachillerato, José María Bernechea: es necesario tener la razón... y que nos la den.

2)Los concursos literarios en Venezuela hoy


A veces sobra.
No sabemos si es para alegrarse, entristecerse o volverse pesimista, pero, según las informacións públicamente disponibles, el certamen rey de escritura en Venezuela es el Concurso de Cartas de Amor que la compañía Mont Blanc organiza desde hace siete años. Pueden llegar a recibir alrededor de cinco mil cartas por año, de las cuales eligen un grupo de entre diez y quince finalistas.

En sus buenos años, el concurso del diario el nacional convoca casi mil cuentos en su certamen anual.

A veces falta. Leímos que en la última Bienal José Antonio Ramos Sucre se presentaron menos de treinta manuscritos en narrativa. Recordamos que en un concurso que fue debut y despedida de la Alcaldía Mayor de Caracas para novelas se presentaron tres (3) manuscritos.

Más allá de la cantidad de concursantes, en general, en Venezuela, quien se atreva puede abrir un concurso literario. Instituciones como el Ipas-me, diversos ministerios, alcaldías, gobernaciones, ong's, entre otros han tenido la experiencia de convocar manuscritos para someterlos a examen de un jurado y dar un premio. Muchos de ellos apenas llegan al primer round, a veces responden a una actividad especial por alguna fecha conmemorativa. De hecho, el concurso de autores inéditos de Monte Ávila no ha sido convocado initerrumpidamente.

No se puede negar que el escritor tiene frente a sí diversas opciones para escoger, aunque menos clara está la credibilidad de algunas de estas instituciones y la posibilidad para emitir un veredicto y cumplir con el premio establecido.

¿El premio? Puede consistir en publicación, dinero, pasajes aéreos, diplomas, medallas, entre otros. Incluso la revista urbe bikini convocó el año pasado un concurso de relato erótico donde el premio, aparte del dinero, incluía una noche en el hotel Aladdin, y, adicionalmente, seleccionó 47 relatos para publicarlos en una especie de antología.

3)Todo lo no contemplado en estas bases será decidido por el jurado

Esta afirmación, casi una obligación al final de las bases de cualquier premio literario en nuestras tierras, se ha convertido en la aberración más tremenda que pueda existir y deja al escritor/participante -y queremos dejar el drama pero igual llamar la atención- en una tremenda indefensión. Revisemos algunos ejemplos.

En Venezuela es práctica habitual ofrecer prórrogas para los plazos máximos de entrega de manuscritos, en detrimento de los participantes que sí entregan su material en la fecha acordada y pueden llevar trabajos con problemas de transcripción por querer ajustarse a las normas. Estas prórrogas muchas veces no son divulgadas públicamente, así que muchos participantes lo ignoran.

Como consecuencia de esas prórrogas, los veredictos se dan cuando mejor le parezca a la entidad organizadora. El año pasado, la editorial roja, rojita El perro y la rana pospuso durante casi tres meses su veredicto para una serie de concursos que había convocado. El mismo concurso de autores inéditos de Monte Ávila se dio el lujo de dar la lista de ganadores, arbitrariamente, en dos partes. De hecho, cuando concursamos en 1999, el veredicto se tardó un mes sin excusa alguna.

Aunque, hay que ser justos. Excusas hay y siempre pasan por: a)hay pocos participantes porque no hubo suficiente promoción; b)hemos superado las expectativas y hay más manuscritos de los que habíamos previsto; c)el jurado no se ha podido poner de acuerdo.

Por otra parte, hay certámenes que, simplemente, no dan ni veredicto ni explicaciones. Por ejemplo, en vísperas de la Copa América, se convocó un concurso de ensayo deportivo cuyas bases y medios de participación se obtenían a través de la página Escribe fútbol. La Copa pasó, los organizadores nadie sabe dónde están y, si son curiosos y siguen el link, esta gente dejó hasta de pagar el domain: se esfumaron, pues.

De hecho, por estos lados (Vivir es cuestión de método) todavía estamos a la espera de saber el veredicto del concurso Une tu blog del diario el nacional, cuyo plazo de admisiones finalizó el primero de julio pasado y todavía estamos en el "muy pronto publicaremos los blogs ganadores".

Otras perlas consisten en la violación directa de las condiciones de premiación. Vamos con una experiencia personal. En 1999, en el concurso de Monte Ávila, nos otorgaron una mención especial. Durante la llamada telefónica que nos hizo Eduardo Tovar le preguntamos qué significaba esto en relación con los premios y nos aseguró lo siguiente: su libro será publicado con una diferencia de unos tres meses en relación con los ganadores. El veredicto fue publicado, se nos entregó copia y señalaba claramente nuestra mención.

Esta mención, por cierto, la compartimos con el hoy vicepresidente Jorge Rodríguez, a quien afectó de igual forma lo que relataremos a continuación.

Los meses comenzaron a pasar y, por el retraso en la publicación de los ganadores, un par de veces nos acercamos a las oficinas de Monte Ávila y, amablemente, nos recibió Aléxis Márquez Rodríguez, entonces presidente de la editorial. Siguieron pasando los meses. Consideramos necesaria una nueva entrevista dado el retraso pero nos sorprendimos al saber que había orden de que no se nos recibiera. En lugar de eso, se nos envió donde un tal Pablo Gamba.

El amigo Gamba, asistente a la gerencia editorial, nos dijo en tono despectivo que, en su opinión, el libro tenía altibajos. Él nos recomendaba que mejor revisáramos y que eso podía entrar para el plan editorial del 2003. Entonces le dijimos: espérate un momento, ¿tú no sabes que ese libro ya fue aprobado por un jurado? Nos dijo que eran órdenes de Aléxis Márquez (a quien por cierto, le perdimos cualquier tipo de respeto desde ese entonces).

Comenzamos una cruzada personal. Nunca dijimos que nuestro libro fuera perfecto, pero da la casualidad de lo siguiente: Monte Ávila, como toda editorial seria, cuenta con un comité de lectura de manuscritos de planta. Es con base en la opinión de estas personas que se decide si se publica o no un libro. Cuando una editorial convoca un premio, prescinde habitualmente de su comité y se busca personas que estén aún más calificadas para esta labor, por lo tanto, poca duda debería quedar de su juicio. Excepto en Monte Ávila en 1999.

Cuando logramos hablar con Aléxis Márquez, el obsesivo del lenguaje nos dijo: "Han irrespetado a Pablo Gamba cuando deberían admirarlo por su juventud y capacidad, su opinión es muy importante. Para mí, la mención que el jurado dio a su libro fue como si alguien en una fiesta se acercara y me sugiriera algún manuscrito".

De esto dedujimos, al menos, dos cosas: 1)que había un interés manifiesto de parte del señor Márquez en incumplir el veredicto del jurado (cosa que hizo, por lo cual, después de ventilar la situación en la revista Exceso, nos fuimos con nuestras letras a otra parte: Jorge Rodríguez obtuvo otra mención en la Bienal Pocaterra del año siguiente y su libro, El sueño de los ciegos, fue publicado por Comala; nosotros participamos en el Premio Latinoamericana de Narrativa Dupont-M.E.E.T, obtuvimos el segundo lugar y nuestro libro Juegos de amor/Juegos de memoria fue publicado también por Comala); 2)que el señor Márquez estaba acostumbrado a recibir esas recomendaciones en fiestas y cócteles. (cosa que seguramente también, como siempre se rumoró, hizo)

Finalmente, deseamos ocuparnos de un punto relacionado con la evaluación de los jurados. En los concursos de alta convocatoria, el proceso es indirecto: en un primer momento hay una preselección por parte de un grupo de lectores con inconsistente grado de preparación y son éstos quienes deciden lo que terminará leyendo el jurado.

No caeremos en la trampa de ponernos a discurtir acerca de lo impráctico que es que un jurado lea 900 cuentos o compadecernos de sus ojos con tantos disparates que pueden eliminarse en un proceso de preselección, pero nos parece claro que si se utilizan únicamente estudiantes de letras, digamos, en estos comités, ¡ay del relato experimental que caiga en manos de un amante de la literatura clásica y estándar!, que no lo entienda y lo haga un descarte seguro; y ¡ay también del relato construido con un guiño a los orígenes del cuento moderno y caiga en manos de un adorador de la metaficción, las hibridaciones de la posmodernidad y otras especies!

E incluso, hay concursos como el de Cartas de amor, donde la segunda etapa es todavía más incoherente que la primera: después de haber pasado un filtro de lectores, los finalistas deben leer la carta en público ante un auditorio. En 2006, cuando fuimos uno de los quince finalistas entre más de cinco mil cartas participantes, fuimos evaluados por Giovanni Scutaro, Carlota Sosa, Soledad Bravo, Nelson Bocaranda, Carla Angola, entre otras personalidades, muy respetables todas, pero, de escritura, poco o nada.

En fin, redondeamos: puede que este repaso sirva sólo para gritar "mal de muchos, consuelo de tontos", pero nos parecía interesante antes de hablar de la edición 2007 del concurso de Monte Ávila.

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Un comentario sobre la polémica del veredicto del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores, edición 2007 (Primera parte: Introducción)

Así como, en su momento, los artículos de Carla Candia Casado sobre los blogs
y Alonso Moleiro sobre el anonimato en la blogosfera, teníamos tiempo sin ver tanto comentario sobre un tema tan particular y cercano a nuestros intereses como un concurso literario. En este caso el Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores edición 2007.

El asunto va así: desde 1999 -cuando, por cierto, tuvimos el placer de inaugurarlo y obtuvimos una mención especial con el libro Casi un juego, coescrito con César Velásquez- la editoria estatal Monte Ávila Editores convoca a autores inéditos en categorías como Narrativa, Literatura Infantil y Ensayo con el objetivo de promover una generación de relevo en las letras venezolanas.

Se premian tres libros por categoría más menciones especiales -en caso de que aplique- y el ganador obtiene un porcentaje equivalente a un adelanto de pago por derechos de autor de su obra y la publicación del libro.

Hasta donde recordamos, los concursos fueron pasando y los ganadores a sus bautizos y los perdedores a corregir sus textos, a deprimirse o a desistir. Pero este año el asunto ha cambiado.

Nuestra amiga Enza García publicó en su blog la siguiente fotografía:

¿Qué vemos? Bajo el abiertamente inoportuno título "El jurado y yo" a Rodrigo Blanco Calderón, narrador y jurado del Premio de Autores Inéditos y a una de las ganadoras, la propia Enza García, en un cariñoso abrazo que ha dado lugar a casi -tal vez ya más de- cien comentarios en esa entrada del blog; más unas 25 de la entrada donde Enza anuncia que ganó, más la entrada en el blog La vida no trae instrucciones donde Marianne Díaz trata de distanciarse de la polémica; más el blog de alguien conocido como "Agua" -seudónimo que algunos atribuyen al propio Blanco Calderón-; más el inicio del blog de nuestro amigo Carlos Villarino, La marcha del caracol, quien terminó salpicado por un comentario de Enza; más dos comentarios anónimos en Vivir es cuestión de método que nos llevaron a opinar; más esta entrada.

Por la complejidad del tema que, según nuestra estrategia de abordaje, no debe limitarse a este concurso sino a conocer la mecánica de los concursos literarios en nuestras fronteras, vamos a dividir el trabajo en tres partes. Esta primera introductoria, la segunda en relación con los concursos literarios en general y la tercera acerca de la "larga fila de hombres" y mujeres que han sido mencionados en el Monte Ávila 2007.

Adelantamos lo siguiente: como no debemos favores a nadie -en el mundo literario- y no nos desvela que nos saluden o no en la próxima Feria del Libro de Caracas, como diría Napoleón Bravo, "no ocultaremos nada".

Para finalizar esta introducción, deseamos adelantar nuestra posición. Si bien cualquiera que se haya sentido afectado por el veredicto debe hacer sus reclamos en las instancias correspondientes -que a veces el mero gesto del pataleo es el comienzo de la reparación de entuertos-, los escritores no deberíamos olvidar nunca la máxima de Roberto Arlt:

"El futuro es nuestro por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad, libros que encierren la violencia de un "cross" a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y "que los enucos bufen""

¡Salud por la literatura!

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