jueves, agosto 23, 2007

Una reflexión de la pintora británica Bridget Riley sobre la labor del artista

"Cuando Samuel Beckett era joven en los tempranos 30's e intentaba encontrar una base a partir de la cual desarrollarse, escribió un ensayo conocido como Beckett/Proust en el cual examinaba las percepciones del novelista francés en relación con la obra de creación; de allí, toma Beckett el credo artístico de Proust, tal cual es declarado en El tiempo recobrado: "las tareas y los deberes del escritor son los mismos que los del traductor". Lo mismo podría decirse de un compositor, un pintor o cualquier artista. Un artista es alguien con un texto que desea descifrar.

La interpretación de Beckett sugiere que Proust estaba convencido de que dicho texto no podía ser creado o inventado sino únicamente descubierto dentro del artista mismo, lo cual era prácticamente ley en el caso de Proust. Este texto es la posesión más preciada del artista y, según explica Proust, la fuente de su más profunda felicidad.

Sin embargo, como puede observarse en varios grandes artistas, aunque el texto pueda ser sólido y duradero y capaz de sustentar toda una vida de trabajo, no puede ser tomado como cosa asegurada y no hay garantía de su posesión perpetua. Podría extraviarse, podría perderse, y recuperarlo es ardua tarea. Podría yacer dormido para ser descubierto tarde en la vida después de una larga lucho, tal como Proust o Mondrian.

Por qué algunas personas tienen este texto y otras no y su significado no es algo que sea materia para ser argumentada. Tampoco está en manos del artista decidir su importancia o el valor que tiene para otras personas. Definir esto está quizás más allá de las capacidades de su propio tiempo"

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