jueves, diciembre 27, 2007

Una novedad: nos salió agente literario

Antes de que sucumbiéramos a la tentación de unirnos a la Agencia Literaria Bolivariana, nos ha salido agente literario gracias a nuestro blog Vivir es cuestión de método.

Realmente estamos exultantes, se trata de un regalo de Navidad seguramente inmerecido pero muy recibido muy bien, con muchas expectativas ahora que nos espera el año nuevo.

El único problema es que no sabemos cómo contactar a esta persona, ya que, lamentablemente, pese a sus buenas intenciones, resultó que firmó como Anónimo los comentarios en los cuales ofrece sus servicios.

Esta historia, digna de El Secreto o de Coelho, comenzó con la publicación de una invitación al bautizo de nuestra más reciente novela Pies de barro, también por está vía.

Resultó que la invitación, cual Carlos Coste, llegó profundo en el corazón de un individuo -cuyo género también desconocemos- quien generosamente se ofreció a fungir de agente literario.

Claro, sus métodos son un tanto indirectos: para hacernos ver cuánto necesitábamos de sus servicios dejó, con inteligencia borgiana, bíblica, infinita, un par de mensajes donde calificaba a Pies de barro como "autopublicada novela" y, luego, como no nos habíamos dado por aludidos, nos repitió: "Te autopublicas".

Realmente fue un momento epifánica, Gautama viendo al cielo y la estrella fugaz que pasa y todos iluminados.

¡Cuán ingenioso el método de este potencial agente! Señalar las posibles debilidades y sugerir el trazado de una hoja de ruta. Realmente es para considerar el porcentaje que, eventualmente, podría tener de las negociaciones que pueda hacer, ya que las merece muy superiores al promedio del mercado.

Lamentamos, sí, la poca información que tiene el agente. Tal vez trabaje con sólo un lóbulo cerebral, tal vez se pierda en estrategias para brindarnos la fórmula para que redactemos el próximo Harry Potter.

Seguramente es por eso que no le dio tiempo a verificar con Flor Cazal en Comala cuáles fueron las condiciones de publicación de Pies de barro. Seguramente también eso le impidió investigar la buena cantidad de publicaciones en las cuales se han publicado ensayos, relatos o entrevistas de nuestra autoría en estos años.

Ya será actualizado su archivo para que incluya el Papel literario, la revista Letra en ruta, el Barcelona review, hasta el diario El Progreso donde, por cierto, publicaron sin nuestra autorización un ensayo nuestro.

No creemos que sea un error de novato, nada de eso. Tampoco creemos que haya llegado tarde. Llega a tiempo, no nos cabe duda. Gajes del oficio, revista Selecciones dixit, así es la vida de los agentes, correr de un lado a otro.

Un agente literario nos será muy útil, un agente de verdad. Trataríamos de aprovechar la mayor cantidad de los servicios que nos puede ofrecer.

Pero, sobre todo, le solicitaremos, si le es posible, que mantenga a raya a los imbéciles que pululan, alrededor de los escritores: nuestro agente, con su experiencia, lo debe saber mejor que nosotros.

Aunque al común de la gente le sorprenda, mientras los escritores trabajamos por años, como hormigas, apartados del relumbrón, de los cantos de sirena, a nuestro alrededor surgen individuos de un grado de imbecilidad incalculable que, en lugar de escribir, se entregan al culposo placer de la envidia vacía a quienes sí se han ganado a pulso lo poco o mucho que tienen escribiendo, trabajando la palabra sobre el papel como cincel sobre madera.

Y lo cierto es que, el trabajo sostenido, paga, mientras la envidia absurda, producto de la ignorancia y la falta de lecturas, se convierte en zumbar de puripuris a las orillas de un río, no más que deambular que sólo invita a la eliminación.

Sírvanos entonces la presente para agradecer a este futuro agente literario quien a través de sus autopublicados comentarios en nuestro blog ha llegado a nosotros con esta estimulante oferta. De igual manera a Blogger que gentilmente permite que el futuro agente y nosotros conjuguemos el verbo autopublicar en la red.

¡Salud por lo que traerá 2008!

Etiquetas: , , , ,

Una entrevista: Sobre Pies de barro, en 286